Rosa vive y trabaja en Madrid, pero recorre muchos kilómetros hasta este maravilloso restaurado granero cerca de Barcelona. El caso es que pasar el verano en Cataluña, donde nació y se crió, es como una tradición sagrada para ella, por eso hace honor a sus raíces. Durante uno de sus viajes a su tierra natal, Rosa accidentalmente vio esta casa, que alguna vez fue un simple granero, en un tranquilo pueblo abandonado y se enamoró de ella a primera vista. Después de una larga persuasión, los antiguos propietarios acordaron venderlo y ahora es un lugar favorito y muy especial para toda la familia. la belleza!